LABORATORIO DE HISTOLOGÍA
¿Robo o extravío?
Caso nº 1
LOS HECHOS
Sentada en el despacho, Vera leía un protocolo de análisis tras otro y trataba de hacer pequeños esquemas de cada uno en la libreta que se había traído de casa. Al cabo de un rato se dio cuenta de que tenía que releer el mismo párrafo varias veces para poder entenderlo. Los protocolos describían los pasos a realizar para llevar a cabo un análisis, incluyendo los materiales y reactivos necesarios con su referencia y proveedor. A pesar de los esquemas que iba escribiendo, la mente se le perdía entre datos sobre mililitros, revoluciones por minuto y grados centígrados. La ventana que daba al laboratorio, por la que veía pasar a los analistas y supervisores mientras trabajaban, tampoco la ayudaba a concentrarse.
-Vamos a tomar un café. – Anunció de repente Bernardo, asomando la cabeza por la puerta del despacho. – Pero antes tengo que subir a las oficinas. Ven conmigo y te enseñaré la parte más aburrida de la empresa. Subieron a administración, donde Alfonso Silva, el jefe, se tomaba un refresco sentado frente a su ordenador. -Aquí es donde llevan las cuentas de Hisga y gestionan los envíos y recepciones de pedidos. – Explicó Bernardo, tras presentarle al jefe de la sección. -También nos encargamos de pagar las nóminas, pero no te emociones. Esto no es Google y aquí las pagas son más bien flacas. – Alfonso Silva soltó una carcajada y le guiñó un ojo a Vera. – Aunque no me voy a quejar muy alto, que solo llevo aquí cinco meses. ¿Te apetece un refresco? Tenemos un montón en la nevera. -Tenemos que bajar al laboratorio. – Le cortó Bernardo, visiblemente molesto con las bromas de Alfonso. Bajaron un piso y accedieron hasta una pequeña cocina en la que había una mesa redonda. Una nevera blanca colocada entre una máquina de café y otra de snacks y refrescos llamó la atención de Vera. -Aquí es donde los de Producción y Laboratorios nos tomamos el café. Algunos se traen la comida y la guardan en esa nevera. – Explicó Bernardo cuando ella le preguntó. -En oficinas hay otra nevera, pero mucho más grande. – Se quejó Natalia. – Cambiarla fue una de las primeras decisiones que tomó Alfonso Silva. ¡Ya podían haber comprado una nueva para nosotros también! Vera introdujo una moneda en la ranura y marcó la tecla del café con leche. Para ser de máquina, el café no está del todo mal.- Le sonrió uno de los analistas. – Soy Javier, de I+D. El resto de sus compañeros también se fueron presentando, aunque enseguida se dio cuenta de que tendría que volver a preguntarles sus nombres. Demasiada información nueva para procesarla en una sola mañana. Tras convertirla en el centro de atención lanzándole preguntas de cortesía -de dónde era y dónde había estudiado-, la conversación de sus compañeros desvió su rumbo hacia temas de trabajo. Parecían preocupados por algo. Vera permaneció callada, removiendo su vaso de café con el palo de plástico. Deberíamos llamar a la jefa para informarla. – Dijo Natalia, la supervisora de I+D. – No es la primera vez que se pierden cultivos primarios listos para enviar. Vamos a esperar un poco, a ver si logramos encontrarlos. Si Sara no ha llamado será porque de verdad se encuentra mal. – Opinó Bernardo. Yo creo que los de logística son un desastre. Acordaos de aquella vez que dejaron el paquete fuera de la nevera y se estropearon los cultivos. – Intervino una de las chicas. -Sí, pero ese pedido no se perdió. – Dijo Bernardo, mientras sacaba un papel doblado del bolsillo de su bata. – Tengo aquí apuntados todos los pedidos extraviados: en los últimos cuatro meses han desaparecido tres paquetes con una media de cinco lotes de cultivos primarios en cada uno. Aunque siempre guardamos reservas, eso supone que estamos perdiendo una caja al mes. Eso es muchísimo dinero.
-Por no hablar de todo el tiempo y dinero que hemos invertido en el desarrollo de esos cultivos. Si acaban en manos de la competencia, podrían copiar algunos de nuestros secretos. – Dijo Natalia, preocupada. – Como la composición de los medios de cultivo específicos que van en cada envío, por ejemplo. Asintieron, pensativos. Alguien dijo que en Producción habían removido todas las neveras e incubadoras sin que las cajas perdidas aparecieran. Vera se preguntó si el tal Alfonso Silva también estaría preocupado por la pérdida de dinero, por la mañana no lo parecía en absoluto. -Nos han pedido que busquemos en el laboratorio, pero no tiene sentido. Aquí nunca nos llegan los cultivos envasados, sólo recibimos muestras de los mismos. – Explicó Javier a Vera. -De todas formas, vamos a echar un vistazo. – Dijo Natalia.- Se trata de un envío para el hospital universitario, frascos con células de cuatro epitelios diferentes y otro de tejido conectivo. También van algunas botellas de nuestros medios de cultivo. Habían terminado los cafés. Bernardo propuso que cada uno se ocupara de una zona del laboratorio, y que buscaran tanto en las neveras e incubadoras como en todos los muebles donde se guardaba el material o cualquier otro sitio en el que pudiera guardarse un paquete mediano. Cuando entraron de nuevo en el laboratorio, Bernardo le tendió una bata a Vera: - Ponte esto, quiero que busques como los demás. Así te irás familiarizando con la organización del laboratorio. - De acuerdo, pero no sé cómo son las muestras que debo buscar. Bernardo se rascó la cabeza para después dirigirse a una estantería repleta de libros. Tras rebuscar un poco entre las páginas de uno de los volúmenes, colocó unas pequeñas notas amarillas entre ellas y le tendió el libro a Vera. - Es fácil, aquí te he marcado los tejidos que componen el envío. Si encuentras algo que se parezca a un paquete con varios frascos de cultivo y medios, échales un vistazo para comprobar qué son. Ahí tienes el microscopio invertido para ver las células, ¿sabes usarlo? Vera asintió, pues había usado uno igual en las prácticas de Histología. Dejó el libro sobre la poyata del laboratorio y se puso a buscar, tratando de no desordenar el contenido de alacenas y cajones. Al poco, alguien llamó con los nudillos a la puerta del laboratorio. Vera, que estaba cerca, la abrió. Al otro lado, un chico vestido con la camiseta amarilla del departamento de logística le tendió un paquete de tamaño mediano. - ¿Puedes comprobar si es este el paquete que anda buscando todo el mundo? Vera asintió, y le pidió al chico que pasara. Parecía muy nervioso. Para no alarmar al resto, abrió el paquete sin decir nada y extrajo los frascos que había dentro la caja. Estaban identificados con un número de referencia. Puso cada uno en el microscopio y estas fueron las notas que tomó:
Frotis mucosa bucal | |
Epitelio escamoso simple sec. | |
Tejido conectivo laxo w.m | |
Epitelio de transición sec. | |
Epitelio escamoso estratificado sec. |
Contrastó sus notas con el libro que Bernardo le había prestado y le preguntó al chico dónde había encontrado el paquete, sin que le sorprendiera su respuesta. Buscó a Bernardo por el laboratorio y cuando lo encontró le dijo en voz baja: Creo que hay un ladrón en esta empresa. Y me parece que sé quién es.