LABORATORIO DE HISTOLOGÍA

La analista chismosa

Caso nº 2

LOS HECHOS

Habían pasado varias semanas desde su primer día en Hisga y Vera ya estaba entrenada en algunas de las técnicas de laboratorio más sencillas. Había tanto trabajo en el laboratorio que el día que Bernardo, su supervisor, le preguntó si ya había decidido qué proyecto llevaría a cabo, se dio cuenta de que ni siquiera había pensado en ello. Su profesora de Histología les había pedido que, además de la memoria de sus prácticas, se centraran en realizar algún proyecto sencillo que les sirviera para aprender y que, además, fuera de utilidad en el laboratorio en el que habían trabajado.

- Todavía no se me ha ocurrido nada – dijo, encogiéndose de hombros.
He pensado que podrías hacer una base de datos con fotos de las tinciones de los diferentes tejidos. Nos resultaría muy útil para entrenar a personas nuevas, tanto aquí como en Producción.
Ver asintió, entusiasmada. Como proyecto sonaba muy bien y ella ya estaba entrenada en algunas de las tinciones. Además, tendría la oportunidad de ver muchos de los tejidos con los que trabajaban en la empresa.
- Hablaré con Sonia para que te eche una mano – sentenció el supervisor antes de marcharse.
Aquello la desanimó un poco. Sonia era otra de las analistas de QC. De todos, era la que más años llevaba en Hisga y conocía a casi todo el mundo, pero Vera no acababa de conectar con ella por culpa de su afición al cotilleo. Aunque tuviera sus preferencias dentro del equipo, a Vera no le gustaba nada hablar de sus compañeros a sus espaldas, además de que le parecía que Sonia exageraba sus historias hasta llegar a inventarse parte de las mismas.
- Me acaba de decir Bernardo que quieres hacerles fotos a las muestras de las tinciones – dijo Sonia, sentándose a su lado en la mesa del laboratorio.
- Sí, se le acaba de ocurrir como proyecto para mis prácticas y me parece muy buena idea.
- Vale, pues en un rato nos deberían de traer los portas del entrenamiento de los nuevos becarios de Producción. Tenemos que comprobar que las tinciones están bien hechas para dar por válido el entrenamiento.
Vera asintió. En ocasiones era el laboratorio quien comprobaba que el personal de Producción hubiese sido correctamente entrenado.
- ¿Sabes por qué tenemos que supervisar esos entrenamientos, no? – le preguntó Sonia, con un brillo malicioso en sus ojos.
- Claro, es porque somos parte del departamento de Calidad. – Respondió al momento Vera.

-¡Pero qué ingenua eres! – exclamó, soltando una carcajada. - Aunque claro, no sabes toda la historia: desde hace algunos años, en Producción se cometen algunas irregularidades en la contratación de personal nuevo.
- ¿Qué clase de irregularidades? – Preguntó, más por educación que por curiosidad.
- Desde que Carmen ascendió a jefa, solo entran en Producción analistas masculinos y de muy buena planta, ya me entiendes. En una ocasión se descubrió que uno de ellos ni siquiera había pasado la entrevista porque Carmen ya lo conocía de antes. - Bajó la voz para añadir: - De alguna noche loca.
Sonia soltó otra carcajada, tras la cual siguió hablando:
- A veces nos llegan tinciones mal hechas o mal identificadas y tenemos que dar por inválido el entrenamiento. Es lo que tiene coger a becarios guapetones y sin cerebro para ver a cual te llevas a la cama a cambio de un contrato. A veces los pobres son tan tontos que arman verdaderos desastres en el laboratorio.
Vera se sentía cada vez peor en aquella conversación. Deseaba haber tenido otra idea de proyecto que no implicase a la cotilla de Sonia.
- Mira, aquí tenemos las cinco muestras. Vamos a echarles un ojo, seguro que hay alguna que está mal. Me han dicho que de los tres becarios que entraron la semana pasada, hay uno rubio que parece el hermano gemelo del Thor ese, pero que no sabe hilar ni dos frases seguidas. Seguro que ha metido la pata en el entrenamiento, ya verás.