LOS HECHOS

Aquella mañana, al llegar a trabajar, Vera se topó con un par de coches de la policía que habían aparcado junto a la entrada de la empresa. Todavía estaba preguntándose qué habría pasado cuando la sorprendió el revuelo de gente en la zona de recepción, donde cada mañana solo se encontraba Diana, la soñolienta recepcionista. Todo el mundo parecía aterrorizado y no era para menos: las paredes, la mesa, el suelo y la cristalera aparecían salpicados de algo similar a la sangre, y había mechones de pelo y trozos de carne sanguinolenta por todas partes.

- ¿Qué ha pasado? – Preguntó, alarmada.
- ¿No has visto que tenemos acordonada la puerta? – Le preguntó uno de los policías. Al ver que Vera negaba con la cabeza, se giró hacia la entrada y gritó: - ¿Pero qué pasa, es que nadie va a poner un cordón? ¡Aquí no para de entrar gente!
Uno de los agentes salió de la recepción justo en el momento en el que Bernardo, el supervisor, se acercaba a Vera. - No pasa nada, trabaja conmigo – le dijo al policía. – Vera, tienes que entrar al laboratorio, esto ya es un caos y no creo que puedas aportar nada.
- Vale, pero ¿puedes contarme qué ha pasado?
- No se sabe. Los del turno de mañana no vieron nada raro. La gente del laboratorio llegó después y se encontró con toda esa sangre por las paredes. El bolso de Diana, la recepcionista, estaba tirado en el suelo y llamaron a la policía.
Vera sacó su identificación para abrir la puerta del laboratorio. En el interior, aunque no había sangre, el barullo era casi el mismo que en la recepción. Ninguno de sus compañeros se encontraba trabajando en las mesas del laboratorio, todos andaban de aquí para allá, comentando con terror lo que habían visto u oído.
- Yo he visto el coche de Diana aparcado fuera, y su bolso estaba tirado en la entrada, pero ella no aparece por ningún lado.
- A ver si se la han cargado, o algo.
- Pues antes una de Producción me han dicho que al que han descuartizado es al director. Igual ha sido Diana.
- Y a mí me han contado que los del turno de noche se han peleado a navajazos con los de la mañana en recepción.
- No sería raro: los de la noche dejan todo hecho un asco y se ve que los de la mañana se han cansado de limpiar…
Vera sacudió la cabeza: - ¿Hoy no han llegado muestras para analizar? – Preguntó, tratando de centrar la conversación.
- Deberían habernos pasado varios cultivos para realizar los análisis finales – dijo uno de sus compañeros -, pero supongo que en Producción estarán tan conmocionados como nosotros.