LABORATORIO DE HISTOLOGÍA
Pesadillas recurrentes
Caso nº 6
LOS HECHOS
Aquella mañana Vera llegó tarde a trabajar. Era la primera vez que le sucedía desde el comienzo de sus prácticas, pero llevaba ya varias noches casi sin pegar ojo a causa de unos sueños recurrentes en los que una cirujana de cabello rojizo y con la bata llena de sangre la cortaba literalmente en pedacitos antes de incendiar el laboratorio con ella dentro. Se despertaba gritando de terror y, cuando por fin lograba dormirse de nuevo, lo hacía tan profundamente que le costaba oír el despertador.
No te preocupes – dijo Bernardo, su supervisor, cuando ella se disculpó por el retraso. – Últimamente yo tampoco duermo bien. Supongo que será el estrés, pero no dejo de tener pesadillas. Vera le miró con los ojos muy abiertos: - ¿En serio? Yo también estoy teniendo unos sueños horribles estos días. - Será el café de la máquina, que nos está envenenando a todos – respondió Bernardo con una risita. La mañana transcurrió sin sobresaltos, entre muestras y análisis, y Vera apenas volvió a pensar en aquella coincidencia hasta que, después de comer, Javier dijo: - Hoy creo que necesito ración doble de cafeína. Estoy teniendo unos sueños que parecen una película de terror. De hecho, estoy pensando en escribirlos para enviárselos a alguna productora de cine… - Espera – le cortó Vera. - ¿puedes contármelos? - Vale, pero espero que no seas demasiado impresionable: Sueño con una mujer pelirroja y vestida de blanco, una especie de enfermera psicópata, que me hurga en el cerebro o en las tripas con un bisturí y me enseña lo que va cortando. Después le planta fuego al laboratorio y me deja atado a la mesa, desangrándome y a punto de morir abrasado. Me despierto con mis propios gritos, es aterrador. Vera se puso pálida y salió corriendo hacia el laboratorio. - Bernardo, cuéntame qué has estado soñando estos días – le pidió a su supervisor nada más verle. - No me apetece contártelo, es muy desagradable. - ¿Es posible que sueñes con una mujer pelirroja con bata blanca que te saca trozos de tejido con un bisturí y después incendia la empresa?
Ahora fue Bernardo el que palideció: - ¿Y tú cómo lo sabes? - Yo estoy soñando lo mismo estos días, y Javier también. La cabeza de Sonia se asomó desde el otro lado de la mesa: - Esto ya ha sucedido antes, ¿sabéis? – dijo con aire misterioso, para después aclarar: – Lo de las pesadillas comunitarias con la médica sangrienta y pirómana esa. Bernardo y Vera no podían articular palabra, así que Sonia siguió contando - Fue hace unos doce años y les sucedió a varias personas de la empresa. Vinieron un par de psicólogos y hasta nos llamaron de un programa de la tele de esos que sacan sucesos paranormales porque querían investigarlo – Sonia se rio entre dientes. - Menos mal que yo siempre duermo como un oso y no me afectan esas cosas. - ¿Y qué pasó? ¿Sirvió de algo el psicólogo? - Bueno, algo hizo, pero lo curioso es que el laboratorio sí que llegó a incendiarse, y se perdieron un montón de tejidos de I+D que parecían prometedores. Nos dijeron que había sido un cortocircuito y tal, pero nadie supo explicar lo de los sueños, que no volvieron a aparecer después de que se quemara el laboratorio. Aunque… - ¿Aunque, qué? –preguntaron Vera y Bernardo a la vez. - Bueno, había aquí una Bióloga que ya se jubiló, que decía que no era la primera vez que veía algo así. Ella le llamaba la maldición “HeLa”, y decía que trabajar con tejidos y células humanas podía tener este tipo de riesgos inexplicables – explicó Sonia - , algo así como lo que les pasó a los que descubrieron la tumba de Tutankamon. Era muy crédula, la pobre. Yo pienso que sería algún reactivo del laboratorio que produce alucinaciones. A saber qué respiramos aquí dentro cada día… Siguieron trabajando, pero Vera no podía dejar de pensar en aquel misterio. Cuando terminó sus tareas, se sentó frente al ordenador para buscar la historia detrás de aquellas células HeLa que la Bióloga consideraba tan malditas como a la momia de Tutankamon. Tomo unas cuantas notas y luego se encerró en el archivo para buscar los registros de los análisis realizados justo antes del incendio, doce años atrás. Las últimas muestras que habían llegado al laboratorio eran:
Tendón c. s | Cerebelo sec. |
Cerebro sec. | |
Ovario sec. | |
Uréter sec. | |